martes, 28 de diciembre de 2010

Psicópatas (intoxicadores)

Desde hace algún tiempo, por cuestiones que han afectado profundamente a mi entorno, estoy muy interesado en el tema de los psicópatas.

Desde un punto de vista semántico, las palabras que describen a estos sujetos, psicópata o sociópata, no me terminan de gustar porque incluye el sufijo pathos, que implica de alguna forma “enfermedad”. Y no son enfermos. Mi pareja los llama intoxicadores y creo que, desde este prisma, son más fácilmente reconocibles.

Lo que me motiva a escribir esta entrada es precisamente esto: ayudar a reconocerlos, porque es realmente difícil.

Cuando se habla informalmente de psicópatas, a la mayoría les vienen a la cabeza personas que cometen crímenes atroces, violaciones múltiples, asesinatos en cadena, etc. Y sí, en su mayoría estos sujetos son psicópatas, pero son una ínfima cantidad y muy extrema, de estos intoxicadores.

Para centrar el tema, las estadísticas nos muestran que entre el 2 y el 4 % de los sujetos son psicópatas. Es decir, que uno entre 25-50 personas lo es. Teniendo en cuenta que de media nos relacionamos en un momento concreto de nuestra vida, con unas 200 personas, estamos teniendo contacto directo con 4-8 psicópatas más o menos a diario.

Definición
Vamos a intentar hacer lo que estos sujetos no saben: meternos en su pellejo. Imaginaos que os operan el cerebro y os dejan sin sentimientos de culpa, sin ningún cargo de conciencia por nada malo que hagáis. Que no sintáis ningún tipo de preocupación por los demás, incluyendo a vuestros familiares, ni ningún remordimiento por ningún daño que causéis. Que no os sintáis responsables de nada ni de nadie.

Todos asumimos que la conciencia y la empatía (en mayor o menor medida) es universal entre seres humanos, pero tras esta hipotética intervención quirúrgica de nuestro cerebro, nosotros no las tenemos, no poseemos ese “molesto freno”. Así que podemos ocultar el hecho de que no tenemos conciencia casi sin ningún esfuerzo por nuestra parte.

Estamos libres de restricciones internas, y esta libertad desenfrenada para hacer lo que te apetezca, sin remordimientos de conciencia, es una ventaja para nosotros entre otras cosas porque los demás no se dan cuenta.

Pues una de cada 25 personas es así de nacimiento, tienen un cerebro diferente.

No estamos comúnmente enterados, y por lo general tampoco identificamos a la gran cantidad de sociópatas no violentos que se encuentran entre nosotros, gente que a menudo no son infractores descarados, y contra quienes nuestro sistema jurídico oficial proporciona poca defensa.

La mayoría de nosotros no podría imaginar ninguna correspondencia entre la concepción de un genocidio étnico y, por ejemplo, el hecho de mentirle a su jefe sobre un compañero de trabajo sin sentir culpa alguna. Pero la correspondencia psicológica no sólo está allí; es escalofriante. Sencillamente, la relación está en la ausencia del mecanismo interno que nos tortura emocionalmente cuando elegimos hacer algo que vemos como inmoral, falto de ética, negligente o egoísta.

La mayoría de nosotros se siente ligeramente culpable si se come el último trozo de torta que queda en la cocina, e imagínese pues lo que sentiríamos si nos pusiéramos a lastimar a otra persona a propósito y de manera metódica.

Los que no poseen absolutamente ninguna conciencia constituyen un grupo por sí solos, así sean tiranos homicidas o simplemente francotiradores sociales despiadados.

La presencia o la ausencia de conciencia son una seria división humana, y podría decirse que es más significativa que la inteligencia, la raza, o hasta el género.

Lo que distingue a toda esta gente del resto de nosotros es un agujero completamente vacío en la psique, en donde deberían estar las funciones de humanización más desarrolladas. [Martha Stout, Ph.D., The Sociopath Next Door (El Vecino Psicópata)] (altamente recomendado).

"Agradable," "encantador," "inteligente," "despierto," "impresionante," "inspirador de confianza," y "un gran éxito con las damas": estas son las clases de descripciones usadas en varias ocasiones por Cleckley en su famoso estudio sobre psicópatas. También lo son, por supuesto, "irresponsable," "autodestructivo," y adjetivos semejantes. Estas descripciones destacan la gran frustración y los misterios que rodean el estudio de la psicopatía.
Los psicópatas parecen tener en abundancia aquellos rasgos más deseados por las personas normales. La despreocupada confianza en sí mismo del psicópata parece casi como un sueño imposible, y es generalmente lo que la gente "normal" intenta adquirir cuando asiste a talleres para ganar seguridad en sí mismo. En muchos casos, la atracción magnética del psicópata hacia los miembros del sexo opuesto parece casi sobrenatural.

Suelen ser unos grandes seductores, no sólo con el sexo opuesto, sino también con el propio. Suelen encontrar personas que los encumbran y admiran. Y a la vez escogen víctimas a las que intentan descalificar, humillar y acosar de manera continuada. Suelen hacerlo con un gota a gota, apenas visible para nadie, pero corrosivo a largo plazo para el que sufre este tipo de acoso continuado.

El sarcasmo suele ser una de sus mejores armas. Pequeñas “bromitas” sobre la víctima para ridiculizarla, nada que parezca importante a ojos de los demás, pero que cuando se multiplican en el tiempo (y en el número de compañeros que se suman a las “bromitas”) consiguen que la víctima quede descalificada a los ojos de su entorno y a los propios con el consiguiente daño en la autoestima.

Otras armas son las quejas continuadas sobre la víctima, o el llamar la atención sobre sus defectos (reales o imaginarios), reirse de sus ideas, sentimientos o actos, cualquier cosa que desacredite a su/sus víctimas.

Sus víctimas pueden ser sus hijos (la víctima se convierte en la oveja negra de la familia), sus parejas (buena parte de los maltratadores son psicópatas), amigos, vecinos, compañeros de trabajo, socios, etc.

El narcisismo también es una forma de psicopatía.

Cleckley piensa sobre lo que de verdad “era realmente anormal” en esta gente. Llega a estar muy cerca de sugerir que son humanos en todos sus aspectos – salvo en el hecho de que carecen de alma. Esta carencia de “calidad de alma” hace que sean “máquinas” eficientes. Pueden ser brillantes, escribir obras eruditas, imitar las palabras de la emoción, pero con el tiempo llega a estar claro que sus palabras no corresponden a sus acciones. Son el tipo de persona que pueden quejarse de estar siendo devastadas por la pena y que después van a una fiesta "para olvidar." El problema es que realmente SE OLVIDAN.

En pocas palabras, el psicópata - y el narcisista en un menor grado - es un depredador. Si pensamos en la interacción entre los depredadores y sus presas en el reino animal, podemos llegar a tener una cierta idea de lo que se esconde detrás de la "máscara de la cordura" del psicópata. Del mismo modo que un animal depredador adoptará toda clase de funciones furtivas posibles para acechar a su presa, sacarla fuera de la manada, acercársele y disminuir su resistencia, el psicópata construye todo tipo de camuflaje elaborado compuesto de palabras y apariencias - mentiras y manipulación - para "asimilar" a su presa.

¿Porqué me gusta hablar de intoxicadores?
Por que en donde están consiguen crear un clima tóxico, venenoso. Intoxican todo lo que tocan, crean mal ambiente allá donde van y muchas veces, tras enrarecer el ambiente, casi nadie es capaz de saber quién es el responsable. Saben como enfrentar a las personas y disfrutan con ello.

En el tebeo de Astérix y Obelix, “La cizaña”, caracterizan a un intoxicador a la perfección.

En Internet abundan estos sujetos. Se sienten seguros bajo el anonimato y no tienen nada que perder.

Lo único que les para es el miedo a las consecuencias de sus actos (cárcel, despido, denuncias, etc) no su conciencia, por que no la tienen.

No hay tratamiento. Cuando se consigue desenmascarar a uno lo único que se puede hacer es apartarse de ellos.

Agradezco a la página Psicopatía y ponerología su magnífica labor. Muchas de las ideas que aquí se exponen se las debo a ellos. Algunos párrafos los he copiado literalmente (los mejores sin duda).

Agradezco también a Kaken, que los ha sufrido en sus carnes, y me ha enseñado a verlos y reconocerlos.

viernes, 1 de octubre de 2010

Tipos de temperamento

El temperamento corresponde al modo de ser de la persona, que viene condicionada por los genes y, éticamente, no es bueno ni malo en sí mismo.

Según la clasificación de Sheldon, que es la que más me ha gustado, los tres componentes básicos del temperamento son: la viscerotonía (emocional), la somatotonía (actividad) y la cerebrotonía.

Curiosamente, a cada uno de estos componentes le corresponde un tipo de complexión física: la endomórfica (con mucha grasa), la mesomórfica (con mucho músculo) y la ectomórfica (con poca grasa y poco músculo).

Nadie es exclusivamente viscerotónico, somatotónico o cerebrotónico, sino que todos tenemos un componente más o menos acusado de cada una de estas características. Cuando hay un desequilibrio muy grande a favor de una de las características puede ser motivo de trastornos psicológicos.

Dentro de cada componente hay 20 rasgos.

Llevado a nivel numérico, y para hacerlo más fácilmente entendible, se podría puntuar del 1-10 cada uno de los rasgos en una persona. Teniendo en cuenta que hay cuestiones que son excluyentes (no se puede ser hipersensible al dolor y no sensible al dolor a la vez), si en determinada facetas puntuamos un 7, en la contraria se puntuaría como 3. Así se obtendría un total de 15 puntos repartidos entre los tres componentes. La puntuación 5-5-5 sería una persona muy equilibrada. 9-2-4 sería una persona eminentemente viscerotónica y algo cerebral. Y así, hasta multitud de posibles combinaciones.

Los 20 rasgos son: (V, S y C viscerotónico, somatotónico o cerebrotónico respectivamente)

1 V) Relajación postural y de movimiento
S) Firmeza postural y de movimiento
C) Contención postural y de movimiento. Rigidez

2 V) Gusto por la comodidad física
S) Gusto por la aventura física
C) Respuesta fisiológica excesiva

3 V) Reacciones lentas
S) Dotación energética
C) Reacciones excesivamente rápidas

4 V) Gusto del comer
S) Necesidad y placer del ejercicio
C) Tendencia a la intimidad

5 V) Sociabilidad del comer
S) Afán de dominio. Deseo de poder
C) Sobreactividad mental, excesiva tensión, aprensividad

6 V) Placer de la digestión
S) Gusto por el riesgo y el azar
C) Reserva del sentimiento, control emocional.

7 V) Inclinación a las formas ceremoniosas y corteses
S) Modales directos, osados
C) Movilidad de los ojos y el rostro controlado

8 V) Sociofilia
S) Valor físico para el combate
C) Sociofobia

9 V) Amabilidad indiscriminada
S) Agresividad competitiva
C) Inhibición en el trato social

10 V) Avidez de afecto y aprobación
S) Insensibilidad psicológica
C) Resistencia al hábito y a las actividades rutinarias

11 V) Orientación hacia los demás
S) Claustrofobia
C) Agorafobia

12 V) Uniformidad de la corriente emocional
S) Inescrupulosidad. Carencia de remilgos
C) Imprevisibilidad de la actitud

13 V) Tolerancia
S) Libertad vocal
C) Limitación vocal y represión general del ruido

14 V) Satisfacción
S) Indiferencia espartana al dolor
C) Hipersensibilidad al dolor

15 V) Sueño profundo
S) Estrepitosidad general
C) Sueño ligero; fatiga crónica

16 V) Carácter blando
S) Aspecto de excesiva madurez
C) Juventud en las maneras y apariencia

17 V) Libre y fácil comunicación del sentimiento.
S) Disociación mental horizontal.
C) Disociación mental vertical. Introversión

18 V) Relajación y sociofilia bajo la influencia del alcohol
S) Asertividad y agresión bajo la influencia del alcohol
C) Resistencia al alcohol y a otras drogas deprimentes

19 V) Necesidad de compañía en los momentos de congoja
S) Necesidad de acción en los momentos de congoja
C) Necesidad de soledad en los momentos de congoja

20 V) Orientación hacia la infancia y relaciones familiares
S) Orientación hacia objetivos y actividades de juventud
C) Orientación hacia las etapas ulteriores de la vida

Si nos vamos a los extremos, es decir, una persona con una fortísima componente de viscerotonía, somatotonía o cerebrotonía, (ya digo que son excepcionales) nos encontraríamos lo siguiente:

a) El individuo extremadamente viscerotónico es materialista, cobarde y estúpido, pero no es frígido, sádico ni soberbio.
b) El individuo extremadamente somatotónico es sádico, frígido y estúpido, pero no es cobarde, materialista ni soberbio.
c) El individuo extremadamente cerebrotónico es soberbio, frígido y cobarde, pero no es estúpido, materialista ni sádico.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Adversidad y enfermedad

La adversidad, y sobre todo, la manera de afrontar la adversidad, nos hace enfermar o ser inmunes a la mayoría de enfermedades.

Nuestro principal adversario vive con nosotros. Dentro de nosotros.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Personalidad, temperamento y carácter

Resulta realmente complejo intentar definir, desde el punto de vista psicológico, estos tres conceptos que, demasiadas veces, mezclamos.

El temperamento es el conjunto de las inclinaciones íntimas que brotan de la constitución fisiológica de los individuos.

El carácter es el conjunto de las disposiciones psicológicas que nacen del temperamento, modificado por la educación y el trabajo de la voluntad y consolidado por el hábito.

El temperamento corresponde al modo de ser de la persona, que viene condicionada por los genes y, éticamente, no es bueno ni malo en sí mismo, mientras que llamo carácter al conjunto de acciones, emociones y pensamientos que una persona pone al servicio de una causa externa a la persona misma, y puede ser éticamente bueno o malo según la motivación consciente o inconsciente la impulse a pensar, emocionarse o actuar de la manera en que lo hace.

Según estas definiciones, el temperamento permanece prácticamente inalterado a lo largo de la vida de una persona y no es modificable (al menos de manera significativa), mientras que el carácter, aunque muy influenciado por el temperamento, está sujeto a las interacciones sociales y educación, por lo que sí se puede, y habitualmente sucede, cambiar a lo largo de la vida.

Para comprenderlo mejor, podemos poner el ejemplo de la generosidad.

No sé exactamente cuál es la circunstancia real que hace de límite entre el egoísmo y la generosidad, pero considero a una persona digna de ser llamada generosa cuando participa de él un deseo quemante de ocuparse no sólo de sí mismo y de su círculo íntimo de seres más queridos, sino también de otros seres más alejados y tal vez desconocidos. A esto lo llamaríamos temperamento generoso.

En el extremo de la generosidad, están quienes ayudan a sus vecinos, a sus conciudadanos, a los habitantes de otros países, a los de otras razas, a los que son más pobres o más ricos que ellos, a los que creen en Dios y a los que no creen, a los lindos y a los feos, a los estúpidos y a los inteligentes, a los ladrones, a los violadores, a los asesinos, a los perros abandonados, a los gatos, a los caballos, bueyes y demás bestias que prefieren comer menos y ser libres a tener alimento y esclavitud aseguradas; a las vacas, gallinas y demás animales que tienen tantas ganas de vivir como quienes los mastican; a las ratas, a los mosquitos, a los árboles, a las flores, a la tierra, a los cascotes y a las perchas de sus roperos. Ayudan a todos y a todo y los anteponen a su propio bienestar puntual; y sin embargo son ellos, y solamente ellos, los seres más felices del planeta. ¡Egoísta paradoja la de la generosidad humana!. El que tiene temperamento generoso lo hace porque le sale así, no busca recompensa. Simplemente es así y lo ha sido siempre, desde bien pequeñito.

Pero no siempre una conducta generosa se corresponde con un temperamento generoso. Se puede ser generoso por imposición social o religiosa, por la educación recibida, o por los estímulos positivos que hemos recibido cada vez que hemos sido generosos, que no está mal si tenemos en cuenta que no deja de ser una ayuda. Pero ayudar así sería muy poco placentero, y hasta molesto y doloroso, para quien ofrece su colaboración, y aun el socorrido no se sentirá plenamente gratificado. Esto se parecería más a un carácter que se ha tenido que pelear y trabajar para conseguirlo en contra del temperamento egoísta primitivo.

Personalidad
La personalidad se puede definir como las pautas de pensamiento, percepción y comportamiento relativamente fijas y estables, profundamente enraizadas en cada sujeto. La personalidad es el término con el que se suele designar lo que de único, de singular, tiene un individuo, las características que lo distinguen de los demás. El pensamiento, la emoción y el comportamiento por sí solos no constituyen la personalidad de un individuo; ésta se oculta precisamente tras esos elementos. La personalidad también implica previsibilidad sobre cómo actuará y cómo reaccionará una persona bajo diversas circunstancias.

Las distintas teorías psicológicas recalcan determinados aspectos concretos de la personalidad y discrepan unas de otras sobre cómo se organiza, se desarrolla y se manifiesta en el comportamiento. Una de las teorías más influyentes es el psicoanálisis, creado por Sigmund Freud, quien sostenía que los procesos del inconsciente dirigen gran parte del comportamiento de las personas. Otra corriente importante es la conductista, representada por psicólogos como el estadounidense B. F. Skinner, quien hace hincapié en el aprendizaje por condicionamiento, que considera el comportamiento humano principalmente determinado por sus consecuencias. Si un comportamiento determinado provoca algo positivo (se refuerza), se repetirá en el futuro; por el contrario, si sus consecuencias son negativas —hay castigo— la probabilidad de repetirse será menor.

Formación y desarrollo de la personalidad
Herencia y ambiente interactúan para formar la personalidad de cada sujeto. Desde los primeros años, los niños difieren ampliamente unos de otros, tanto por su herencia genética como por variables ambientales dependientes de las condiciones de su vida intrauterina y de su nacimiento. Algunos niños, por ejemplo, son más atentos o más activos que otros, y estas diferencias pueden influir posteriormente en el comportamiento que sus padres adopten con ellos, lo que demuestra cómo las variables congénitas pueden influir en las ambientales.

Entre las características de la personalidad que parecen determinadas por la herencia genética, al menos parcialmente, están la inteligencia y el temperamento.
Entre las influencias ambientales, el carácter es uno de los componentes importantes en la formación de la personalidad. En la influencia ambiental es importante no sólo el tipo de influencia en sí, sino también cuándo ocurre, ya que existen periodos críticos en el desarrollo de la personalidad en los que el individuo es más sensible a un tipo determinado de influencia.

Las experiencias de un niño en su entorno familiar son cruciales, especialmente la forma en que sean satisfechas sus necesidades básicas (la ternura y el amor son cruciales) o el modelo de educación que se siga, aspectos que pueden dejar una huella duradera en la personalidad.

Las tradiciones culturales también son influyentes en el desarrollo de la personalidad. La antropóloga Margaret Mead convivió con dos tribus de Guinea y mostró esta relación cultural al comparar el comportamiento pacífico, cooperativo y amistoso de una, con el hostil y competitivo de la otra, pese a tener ambas las mismas características étnicas y vivir en el mismo lugar.

Algunos psicólogos sostienen que los rasgos de la personalidad de un individuo se mantienen estables a lo largo del tiempo. Otros piensan que varía según las distintas situaciones a las que se enfrenta. Probablemente este último enfoque sea más correcto pues si bien la personalidad está influenciada por el temperamento (genético), también lo está por la interacción con el entorno, la cultura en que se desarrolla y el carácter del individuo, todo ello cambiante.

Podemos hablar de desarrollo pleno de la personalidad cuando alguien es capaz de nutrirse por sí mismo, sin dejarse influenciar por condicionamientos exteriores a su ser. El hombre de gran personalidad hace, piensa y siente lo que tiene ganas de hacer, pensar y sentir, no lo que le impone su entorno.

Pero no confundamos nunca a quien tiene una gran personalidad con quien pretende imponer la suya a los otros. En apariencia, el "lavador de cerebros" sugiere gran personalidad, pero en realidad las cosas son exactamente al revés. Estos personajes son poseedores de un poder de persuasión magnífico siempre y cuando lo utilicen con personas poco racionales. Pero saber persuadir a los tontos no significa tener personalidad. Más bien es al revés, ya que el hombre de gran personalidad pocas veces llega a ser comprendido por los idiotas. El lavador de cerebros no suele tener ideas propias sino que se traga las ideas de otros y luego las repite fanáticamente. Pero como las traga sin meditarlas cuidadosamente, se le aferran como quistes dogmáticos en el cerebro y ya ningún otro conocimiento, por más que claramente aparezca como superior, puede hacerlo avanzar intelectualmente. El ejemplo clásico es el del fanático religioso. Sus actitudes, pensamientos y sentimientos son iguales a los que aconseja la Biblia, el Corán o cualquier otra fuente de dogmatismo ciego. Si su libro-personalidad perdiera el valor que hoy tiene para mucha gente, su propia personalidad desaparecería. El individuo con gran personalidad se siente halagado si lo imitan, pero sus acciones, pensamientos y sentimientos no se centran en buscar discípulos o imponer su visión a los demás, sino en vivir lo mejor posible. Si los discípulos le llegan, será sólo por añadidura.
También hay que distinguir entre quien no se deja influenciar por el entorno y el cabezón. No dejarse influenciar no significa no aceptar nada que provenga del exterior. En tal caso estaríamos negándonos a sacarles provecho a nuestros sentidos. Quien no se deja influenciar es aquel que recibe la información que le suministran sus receptores sensoriales y al instante la compara detenidamente con sus archivos personales. Si después de esta operación concluye que la información recibida es de mejor calidad que la que él atesoraba, sin vacilar se desprende de la vieja y se queda con la recién ingresada. Sólo el cabeza dura no acepta la validez de ninguna clase de sugestión, y esto es así un poco por capricho y otro poco porque sabe que su atrofiado discernimiento no está en condiciones de ponerse a prueba todos los días. El cabeza dura no evoluciona; la personalidad bien desarrollada, sí.

En próximos post intentaré explicar más a fondo todo este mundo del carácter, personalidad y temperamento, haciendo especial énfasis en los distintos tipos de cada uno de ellos.

Buena parte de esta entrada está inspirada, y en ocasiones copiada, de diversas páginas de Internet. Quizás la más interesante sea:
http://www.monografias.com/trabajos82/temperamento-y-caracter/temperamento-y-caracter2.shtml

domingo, 28 de marzo de 2010

Autismo: ¿neurodiversidad o enfermedad?

Recientemente han diagnosticado al hijo de un amigo de Autismo.

Conozco muy poco de esta condición y me he puesto a mirar por Internet. Al no saber del tema, no sé si la información que he encontrado es de calidad. Tampoco me termina de quedar claro lo que de verdad es un autista, por el amplísimo espectro de formas y maneras de ser autista así como grados muy diferentes. Tampoco me ha quedado claro en que se diferencian los Asperger del autismo, ya que me han parecido lo mismo.

Resumiendo lo que he captado, se trata de una manera diferente de razonar y de relacionarse con el entorno. Mentes que priorizan la sistematización sobre la emoción y los sentimientos. Resumiendo aún más: se parecen a Mr Spock en los casos de autismo con altas capacidades.

Pero el autista con alta capacidad no es la regla, sino la excepción. Hay autismos profundos con capacidades bajas, que dependen de los demás para subsistir.

Lo que más me ha llamado la atención es que hay una corriente de autistas (de alta capacidad la mayoría) que defienden que el autismo no es una enfermedad, sino una forma de ser que no requiere de tratamiento ni curación. No es una patología sino una condición. Que no es lo más frecuente pero es normal. Muchos padres de autistas no están de acuerdo con esta corriente.

Los autistas han creado el término neurodiversidad. Lo justifican en base a:

·En el autismo se dan diferencias neuroanatómicas en el cerebro, pero no tienen porqué ser anormales. Según su esquema, ellos son neurodiversos y los demás neurotípicos. Hoy en día se sabe que estas diferencias son de origen genético, es decir, no tiene su origen en un factor patógeno, como virus o sustancias químicas, o sea, no ha habido nada que haya dañado su cerebro, sino que han nacido así.

·Se quejan de que tanto los investigadores, médicos, psicólogos y demás profesionales, como sus propias familias, se han centrado en los aspectos negativos del autismo haciendo que el comportamiento autista no sea válido (a ojos de los neurotípicos), lo que conlleva la posibilidad de alimentar una autoestima baja al favorecer un autoconcepto negativo. Es preferible asumir que tienen una forma peculiar de percibir e interpretar el mundo que les rodea y unos comportamientos y formas de reaccionar diferentes.

·Un gran número de autistas que pueden expresar sus opiniones acerca del autismo rechazan la posibilidad de una cura para el autismo.la posibilidad de una cura para el autismo. Esto no es usual en personas afectadas por una verdadera enfermedad.Muchos autistas reportan que el autismo les provee de una manera especial de entender el mundo o de algún don extraordinario. Algunos dicen que el autismo es "algo bonito".

·Existe evidencia de que los autistas tienen ciertas capacidades cognitivas en mayor grado que la población general.

·El autismo no parece afectar la esperanza de vida de una persona.

·El término neurodiversidad es mucho mejor que desorden en cuanto a lo que se refiere a la autoestima de los afectados.

·Existe precedente. La homosexualidad fue considerada una enfermedad mental hasta 1973, cuando fue eliminada del DSM.

Por contra, el comportamiento autista muchas veces presenta dificultades significativas a los familiares de la persona afectada.

El comportamiento autista hace que sea difícil integrar a la persona afectada a las actividades de la comunidad.

El comportamiento agresivo y auto-dañino de algunos autistas puede resultar muy perjudicial tanto para la persona afectada como para los que la rodean.

Hay muchos autistas que no pueden expresar sus opiniones acerca del autismo. Dada la naturaleza del mismo, no se pueden hacer generalizaciones sólo por lo que piensa una minoría de los autistas.

Mi impresión personal, y según la definición de enfermedad de la OMS (que no me gusta precisamente), es que no se puede generalizar. Hay autistas que sólo son diferentes y hay que respetar esas diferencias y otros que no se pueden valer por sí mismos, y éstos sí entrarían de lleno en el concepto de enfermedad.

He copiado algunas partes de esta entrada de diferentes páginas.

sábado, 13 de marzo de 2010

Retrasar el envejecimiento

El profesor Francisco Mora, del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, presenta 12 claves para frenar el envejecimiento. Su aplicación, total o parcial, conseguirá que vivamos más y, lo más importante, vivir mejor.

1. Restricción calórica y hábitos dietéticos saludables
2. Ejercicio físico aeróbico
3. Ejercicio mental
4. Viajar
5. Adaptarse a los cambios sociales
6. No vivir solo
7. No fumar
8. No sufrir estrés, con desesperanza
9. Tener un buen sueño en completa ausencia de cualquier estímulo luminoso
10. Evitar el “apagón emocional”
11. Dar sentido a la vida con agradecimiento
12. Alcanzar la felicidad, entendida ésta como ese punto de felicidad que se consigue cuando se está en el mundo sin necesidad de él

Ésta última, sin duda, parece la menos sencilla de alcanzar, aunque bien puede ser la consecuencia de un proceso escalonado en la aplicación de las otras once claves.

sábado, 30 de enero de 2010

¿Que hay que hacer para estar sano?

Los medios de comunicación nos proporcionan una infinidad de consejos para vivir de una manera más sana. La mayoría son bien intencionados pero otros sólo buscan beneficios.

Hay que tener cuidado con los aditivos, conservantes y colorantes, que si el E 747, o el X 432, que si los transgénicos son malísimos, que si hay que consumir no se cuanto calcio, evitar tales grasas, comer proteínas, pero no demasiadas, muchos minerales, muchas vitaminas......

Pero el sentido común dice que cuando hay que hacer 800 cosas para estar sanos, no se hace ninguna.

Cuando a mí me preguntan que hay que hacer para estar sano, respondo que sólo tres cosas:

1. Coma bien (que no mucho).
2. Haga ejercicio a diario.
3. No consuma tóxicos.

Para comer bien, no es necesario ir a ningún nutricionista. ¿Que comían nuestras madres y abuelas?. Pues exactamente eso es lo que hay que comer.

Para hacer ejercicio no hay que machacarse en un gimnasio. Andar a diario una hora puede ser suficiente. Mejor aún hacer una gimnasia suave de mantenimiento.

No consumir tabaco ni drogas. El alcohol poquito.

Nada más.

Y nada menos.